miércoles, 16 de septiembre de 2009

UN BESO, TAN SÓLO UN BESO

Por un beso tuyo he bajado a los infiernos sin recibir nada a cambio.
Por un beso, vendí mi alma al diablo sin recibir contraprestaciones.

Por sentir el calor de tus labios hipotequé mi reino de Taifas, mi descanso horizontal, cambié mis sueños placenteros por tristes y lúgubres pesadillas.

Por besar la comisura de tus labios odié al prójimo, insulté a mis rivales, jugué sucio y morí de envidia ante los que tú un día besaste.

Yo probé la suavidad de tus besos y me quedé enganchado, me convertí en un hombre dependiente, en un drogadicto de ti.

Yo sentí la dulzura de tus labios y ya no quise probar otro sabor diferente al tuyo.

Esclavo, siervo, soy un hombre carente de libertad desde que me dejé atrapar por la cárcel de tu boca.

Me paso el día pensando como robarte un beso, como sentir de nuevo el olor de tu piel, quiero embriagarme de tu aroma, quiero emborracharme de placer.

Navego en el mar del recuerdo y una imagen se repite una y otra vez en mi perturbada cabeza.

Son tus labios los que se dibujan en el lienzo de mis pensamientos, son tus labios los que adquieren vida propia en lo más profundo de mi mente.

Un beso, tan sólo un beso, un gesto que sirve para unir a dos seres en algún momento del día.
Un beso, tan sólo un beso, es ese gesto que a ti y a mí nos separa, como un muro invisible… entre tu boca y la mía.

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