jueves, 9 de septiembre de 2010

SE ACABÓ

Parecía que nunca iba a llegar este momento, pero las cosas siempre acaban de una manera o de otra.

Nacemos para morir, amamos para odiar, odiamos para olvidar.

Hoy te escribo esta carta de despedida, con un adiós amargo pero necesario, con un hasta siempre sin dramas, con un punto final sin heridas pero con muchas cicatrices.

Sin sello, sin sobre, sin acuse de recibo, sin remite, sin remitente.
Sin rencores, sin dolores, sin pretensiones, sin palabras hirientes.

Ya se secó la tinta del tintero, ya no te escribo a ti primero, ya no pienso que sin ti me muero.

Ya me cansé de imaginarte, de soñarte, hasta de amarte.
Ya me cansé de odiarte, de olvidarte, hasta de esperarte.

La riada se llevó tu nombre, el lodo a su paso embalsamó y sepultó los recuerdos malditos con sabor a ti.

Soy un poco más viejo, menos inexperto, más poeta, menos basura, más malandrín.
Soy menos alcohólico, más rencoroso, menos inestable, más enamorado de todo...de todo menos de ti.

Entradas populares