miércoles, 7 de noviembre de 2012

AL CIELO TAN SOLO SE ACCEDE PAGANDO


Aprisionado entre sus piernas, me reafirmo en que sus manos están enseñadas para dar placer.

Mientras iniciamos el intercambio de temperaturas piel con piel, mi teoría carnal se vuelve dogma de fe.

Tus labios se cotizan al alza en el mercado de la noche, tus besos son una cima inalcanzable,  sin previo pago de su importe.

Vendedora de carne celestial, de deseos al contado, inyectas el veneno a tus víctimas a golpes de orgasmo.

Eres un oasis carnal para el sediento de sexo, eres una pastilla corpórea que cura el desvarío

Eres la última parada para los que se mueren de frío.

Eres la piel cálida para los sedientos de amor, eres el lubricante necesario para las secas vaginas de tentación.

Eres la válvula de escape para los desesperados sin compasión, eres el último reducto, el calor de la noche, mi sexo en erupción

La noche te abraza bajo su gabardina de anonimato y deseo.
Y entre botellas y copas mi loco futuro yo veo.

Pero la penumbra resguarda mi triste sombra que anda bebiendo y vagando

Y la vida te enseña, que las putas tan solo beben champagne y que al cielo tan solo se accede pagando.




miércoles, 22 de agosto de 2012

LE DEBÍA....


Le debía unas letras envenenadas, como sus labios cuando los utilizaba como moneda de cambio.

Le debía el mayor de mis desprecios, empuñando el arma del orgullo en defensa propia.

Le debía la última calada de este cigarro consumido pensando en ella, mientras orino mi borrachera.

Le debía toneladas de sinsabores, litros de lágrimas, cuarto y mitad de incomprensión que hoy le pago con intereses.

Le debía versos que se perdieron entre la marea del olvido, entre la negra sombra de lo que nunca fuimos.

Le debía el sonido desafinado de mi guitarra, mientras los acordes soñaban con la música de su rubia melena.

Le debía no darle importancia a su cuerpo, esculpido a base de deseo y cincelado a golpes de morbo.

Le debía odiarla, después de quererla hasta morirme y matarme.

Le debía mi más profundo rencor, por sus ataques de histeria de Barbie consentida.

Le debía paisajes nublados, mientras su boca me engañaba con la mía.

Le debía un teorema vital que dijera: yo nunca seré igual que tú.

Le debía olvidarla y resucitarla entre estas líneas que la acompañarán durante toda su vida.

Le debía sincerarme ante ella, mujer de poca fe, aunque tenga nombre de seguidora de Cristo.

Le debía y le debo noches en vela, mis ojos fijos en el techo oscuro de mi habitación.
Le debía y le debo relojes sin tiempo, el hueco de su silueta clavado en mi colchón.

sábado, 4 de febrero de 2012

ESCRIBIR...

Escribir aunque la noche sea fría como mi alma cuando te marchas.
Escribir aunque me duela cada palabra que escribo pensando en ti.
Escribir aunque me pierdo y te pierda.
Escribir aunque sea para sentirte cerca.
Escribir aunque sea por escribir.


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