jueves, 6 de noviembre de 2014

LA CHICA DE LA PUERTA


Mordí mis labios para no morder los suyos.

Apreté tanto los ojos para olvidarla que ahora me duelen sin verla.

Me reprimí tanto la ganas de ganar que pierdo cada noche.

Aquel día nos refugiamos en las horas vacías del reloj que marcaba el tiempo de su marcha.

Me tragué el orgullo para condenarme a su olvido mientras me administraba altas dosis de desesperanza.

Pero sin abrazarte aún te siento entre mis brazos, pero sin tocarte todavía te acaricio, pero sin verte siento el deseo de desearte.

Cuando el corazón gana la batalla al pensamiento, el derrotado recibe un beso en la mejilla como antesala del adiós.

En ese momento el alma suena como cristales rotos, como el crujir de las hojas en una triste tarde de otoño.

Nunca dejes entrar en tu vida a la chica de la puerta.
Porqué quizás jamás la consigas olvidar.
Nunca dejes entrar en tu vida a la chicha de la puerta .
Porqué quizás las noches con luces de neón a ella te vuelvan a recordar.
Nunca dejes entrar en tu vida a la chica de la puerta.
Porqué quizás su ausencia hasta el azúcar te pueda amargar.





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